Descripción

Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Metropolitana-Azcapotzalco.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Sei fragile disteso qui davanti a me

23 de noviembre del 2009
Hoy cumplí 15 años y mi padre me regaló una motocicleta sport de color negro:

─¡Toma! ¡Ya para que no estés chingando!
─¡Gracias! ─respondí mientras le quitaba las llaves.
─¡Ya! ¡Corre! ¡Los Power Rangers te están esperando!
─Qué mal… ─dije entre dientes.

Tengo la sospecha de que mi padre no me dio la motocicleta por gusto, ya que cuando me subí en ella, no alcanzaba el piso ni de puntitas. Al acelerar, no duré ni dos minutos en equilibrio; me estrellé contra el auto de mi padre y él solo se burló desde la ventana de su habitación. Realmente espero que no me quede una cicatriz.

Héctor me habló en la madrugada para felicitarme. Siendo sincera, no recuerdo nada, pero estoy segura que me dijo algo muy lindo.

11 de octubre del 2010
No sé cómo comenzar. Creo que lo haré con la frase: "al cerrar la puerta soy otra". Hoy, Héctor y yo cumplimos un año de ser novios. Decidimos ir al hotel Puente Grande y rentar la habitación especial para recién casados. Puse música. Le indiqué que se sentara en la cama y que esperara. Entré al baño, me puse ese babydoll que tanto ansiaba usar. Desarreglé mi cabello y me puse gloss de chocolate en los labios.

Dicen que la primera impresión es la que cuenta, ¿no? Lo hice esperar un poco más y, cuando empezó la canción indicada, abrí la puerta de un sólo golpe. Comencé caminar alrededor del cuarto y presumiendo mi cuerpo, coqueteaba con la mirada. Arqueaba mi espalda mientras disfrutaba de sus caricias. Mantuve el contacto visual por encima del hombro e hice gestos y movimientos sensuales.

Los zapatos, de un solo movimiento, terminaron debajo de la cama. Levanté la pierna a lado suyo para quitarme el liguero e imaginé que mis manos eran las suyas. Dándole la espalda, comencé a quitarme el babydoll: solamente los tirantes. Lo sostuve contra mi busto con un brazo. Me giré para ver su expresión y quité mi brazo para que la delicada tela roja se deslizara por mi cuerpo. Caminé alrededor de él mientras le mostraba lo que era suyo. Dejé que él corriera hacia mí cuando ya no pudo resistirse más. Héctor me quitó la pantaleta con su boca. Comenzó a tocar mi entrepierna. Ese esquicito lubricante ya había hecho su trabajo. Acariciaba mi pecho, mordía mi cuello, y una y otra vez, cada mordida era más fuerte que la anterior. Pensé que iba a enloquecer.
Necesitaba quitarle la ropa. ¡Ya no aguantaba más!

Héctor se detuvo y me preguntó:

─Denisse, ¿estás segura de lo que vamos a hacer?
─Sí. Quiero que tú seas el primero ─contesté tímidamente.
─Pero… tenemos que hacerlo bien.
─¿Quieres que usemos condón?
─No. ¡Quiero que te cases conmigo! ─respondió.
─¡Tienes 16 años y yo 15! ¿crees que nuestros padres estén de acuerdo con ese compromiso?
─No. Y no me importa.
─Ya los convenceremos ─aseguré con una sonrisa.
─Ahora… ¿en qué estábamos?

Logré alcanzar el orgasmo. El riego sanguíneo aumentaba en la zona de mis senos y genitales. Esas partes se agrandaron y mi cuerpo aumentó su temperatura. El coito casi llegaba a su fin: pude sentir como su semen entraba en mí.

El condón y la pastilla quedaron intactos. No tengo miedo a quedar embarazada. Eso es lo que deseamos: un bebé.

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