Descripción

Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntalo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Metropolitana-Azcapotzalco.

lunes, 29 de octubre de 2012

Mia dolce Melitaea

11 de octubre del 2009
Después de lo de hoy, deseo quedarme para siempre en Monterrey. Llegué a las siete de la noche al auditorio. Aún faltaba una hora y la fila parecía no tener fin. Sonó mi celular: era Héctor. Contesté y me dijo:

Denisse, ¿dónde estás?
Me voy a formar.
¡No lo hagas! Te veo en la entrada. Ya tengo tu lugar apartado.
Pero eso no sería lo correcto.
¿Quién dará el concierto?
Tú.
¿Quién elige qué hacer con los boletos?
Tú.
Entonces, te veo en la entrada. No tardes.

Cuando llegué con él me llevó al escenario y, en frente de todo el auditorio me mostró mi asiento para que cuando comenzaran a entrar las personas no lo perdiera.

Al final del concierto Héctor tomó el micrófono y…

─¡Esta canción se la voy a dedicar a una persona muy especial en mi vida: Denisse! Aunque te conocí la semana pasada, siento que ya eres parte de mí. Necesito preguntarte algo: ¿Quieres ser mi novia?
─¡Sí! ─ contesté sin pensarlo dos veces.

La canción se llamaba “La ballata della farfalla Melitaea”. Al terminar el concierto regresamos juntos y recibí mi primer beso.

11 de noviembre del 2009
Esta mañana Héctor y yo nos fuimos juntos en el autobús rumbo al Tecnológico. Íbamos jugando con su PSP mientras llegábamos al colegio.

En la tarde, después de la clase de natación, Héctor escondió mi maleta. Tuve que salir de la regadera en bata para ir por ella. Todo era perfecto. Cumplíamos un mes y estábamos seguros de que jamás nos separaríamos. Pero como dice mi madre: Nada es tan fácil. Cuando llegué a mi casa mi padre me dijo:

─Nos vamos a México.
─¿Qué? ¿Por qué?
─Me transfirieron a Televisa San Ángel. Al parecer les hace falta un maestro en foro y, como soy delegado del sindicato me ofrecieron el puesto.
─Pero… ¿Qué voy a hacer con Héctor?
─Despídete. Nos vamos el sábado.

Le llamé a Héctor y le comenté la situación.

─No te preocupes, nena. Te amo y eso no cambiará.
─Héctor, no me quiero ir y dejarte aquí ─contesté conteniendo las lágrimas.
─Eso es lo mejor. Nos vamos a ir a México también nosotros. Le asignaron a mi padre un ascenso en la empresa.
─Pero ¿en qué parte de México?
─En Izcalli.
─ ¡Yo también! En Jardines San Miguel.
─ ¿En Sauces II?
─ ¡Sí! ¿Por qué?
─Seremos vecinos.

Me despedí de él pero solo será un hasta pronto. Nada nos podrá separar.