Después de lo de hoy, deseo quedarme para
siempre en Monterrey. Llegué a las siete de la noche al auditorio. Aún faltaba
una hora y la fila parecía no tener fin. Sonó mi celular: era Héctor. Contesté
y me dijo:
─Me
voy a formar.
─¡No lo hagas! Te veo en la entrada. Ya tengo tu lugar apartado.
─Pero
eso no sería lo correcto.
─¿Quién dará el concierto?
─Tú.
─¿Quién elige qué hacer con los boletos?
─Tú.
─Entonces,
te veo en la entrada. No tardes.
Cuando llegué con él me llevó al escenario y, en frente de todo el auditorio me mostró mi asiento para que cuando
comenzaran a entrar las personas no lo perdiera.
Al final del concierto Héctor tomó el micrófono
y…
─¡Esta canción se la voy a dedicar a una persona muy especial en mi vida: Denisse! Aunque te conocí la semana pasada, siento que ya eres parte de mí. Necesito preguntarte algo: ¿Quieres ser mi novia?
─¡Sí! ─ contesté sin
pensarlo dos veces.
La canción se llamaba
“La ballata della farfalla Melitaea”. Al terminar el concierto regresamos
juntos y recibí mi primer beso.
11 de noviembre del
2009
Esta mañana Héctor y
yo nos fuimos juntos en el autobús rumbo al Tecnológico. Íbamos jugando con su
PSP mientras llegábamos al colegio.
En la tarde, después
de la clase de natación, Héctor escondió mi maleta. Tuve que salir de la regadera
en bata para ir por ella. Todo era perfecto. Cumplíamos un mes y estábamos
seguros de que jamás nos separaríamos. Pero como dice mi madre: Nada es tan fácil. Cuando llegué a mi
casa mi padre me dijo:
─Nos vamos a México.
─¿Qué? ¿Por qué?
─Me transfirieron a
Televisa San Ángel. Al parecer les hace falta un maestro en foro y, como soy
delegado del sindicato me ofrecieron el puesto.
─Pero… ¿Qué voy a
hacer con Héctor?
─Despídete. Nos vamos
el sábado.
Le llamé a Héctor y
le comenté la situación.
─No te preocupes,
nena. Te amo y eso no cambiará.
─Héctor, no me quiero
ir y dejarte aquí ─contesté conteniendo las lágrimas.
─Eso es lo mejor. Nos
vamos a ir a México también nosotros. Le asignaron a mi padre un ascenso en la
empresa.
─Pero ¿en qué parte
de México?
─En Izcalli.
─ ¡Yo también! En Jardines
San Miguel.
─ ¿En Sauces II?
─ ¡Sí! ¿Por qué?
─Seremos vecinos.
Me despedí de él pero
solo será un hasta pronto. Nada nos podrá separar.